WASHINGTON (11 de diciembre del 2019)—Un estudio, evaluado por pares, publicado hoy en la revista científica Environmental Research Letters revela que las emisiones ocasionadas por las mayores productoras de combustible fósil del mundo son responsables de mas de la mitad del aumento en el grado de acidez del océano desde la época pre industrial.
Enfocándose en las 88 mayores productoras de gas, petróleo y carbón y en las productoras de cemento, este estudio ha calculado el grado de acidez del océano que ha resultado del carbón liberado durante la extracción, producción y uso de los combustibles de origen fósil.
El estudio examina las emisiones de estas productoras en dos períodos de tiempo: de 1880 a 2015 y de 1965 a 2015. Investigación reciente documenta que las industrias del petróleo y del gas han estado conscientes de los riesgos climáticos de sus productos desde por lo menos a mediados de la década de 1960. Una vez que estos riesgos pasaron a ser ampliamente conocidos, las compañías explotadoras de combustibles fósiles financiaron con varios millones de dólares una campaña de desinformación para convencer al público que la ciencia del clima era muy incierta como para considerarla y tomar acciones basadas en ella.
“Hemos sabido por varias décadas que la quema de combustibles fósiles es la mayor causante de la elevación del grado de acidez del océano con diferencia, pero no habíamos podido rastrear cuánto y en qué forma cada productora en particular ha contribuido al problema”, dijo Rachel Licker, autora principal del estudio y científica sénior en asuntos climáticos de la Union of Concerned Scientists (UCS). “Hoy los científicos pueden cuantificar cuanto el océano ha ganado en acidez debido a la producción de cada una de las compañías productoras de combustibles fósiles”.
Licker y sus coautores usaron un conjunto de datos desarrollado por el Climate Accountability Institute y adaptaron su metodología a la de un estudio de 2017, el cual ligó por primera vez los impactos climáticos globales — aumento de la temperatura global y subida del nivel del mar — a emisiones derivadas de productos de determinadas compañías productoras en espacios de tiempo ligeramente diferentes. Puesto que la acidez del océano y su impacto no son uniformes a lo largo y ancho del mundo, el equipo utilizó un modelo en 3-D para ubicar estas diferencias y poder identificar cinco regiones donde el nivel de ácido en el océano y el cambio químico oceánico relacionado están afectando comunidades cercanas y cuya manutención depende de una vigorosa vida marítima.
El estudio reveló que:
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Emisiones rastreadas a las 88 más grandes productoras de carbón entre 1880 y 2015 han contribuído a más de la mitad (~55 por ciento) del aumento observado del nivel de acidez del océano en el mismo período.
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Emisiones rastreadas a las 88 mayores productoras de carbón entre 1965 y 2015 han contribuído a más de la mitad (~51 por ciento) del aumento del nivel de acidez del océano observado en el período 1880-2015.
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Más de un quinto (~23 por ciento) de este incremento de la acidez a partir de 1880 podría ligarse a las emisiones de las 20 compañías de mayor tamaño, sean propiedad de inversionistas o propiedad mayoritaria del estado, a partir de 1965, entre las que se incluyen BP, Chevron, ExxonMobil y Royal Dutch Shell.
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Entre las regiones que enfrentan un desproporcionado alto riesgo de sufrir daños a causa de este nivel de acidez oceánica figuran el Triángulo de Coral, el mar de Bering , el Golfo de Alaska, Perú y sus corrientes, el océano Ártico y las corrientes de California.
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El aumento de la acidez en la corriente de California perjudica aún más a las pesqueras que proveen más de 43.000 puestos de trabajo a lo largo de la costa oeste de Estados Unidos, las que ya están sufriendo el efecto del calentamiento del océano.
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En forma similar el nivel de acidez perjudica a las pesqueras del Golfo de Alaska , las que proveen más de 53.000 puestos de trabajo en esa región, que también está sintiendo los efectos del calentamiento del océano.
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En el Triángulo de Coral se ecuentran más de tres cuartos de los arrecifes de coral del mundo. Los nuevos niveles de ácido en el mar perjudican aún más las pesqueras, las que proveen cerca de 4,3 millones de puestos de trabajo en esta región que incluye Indonesia, Malasia, Filipinas, Papúa, Nueva Guinea, Islas Salomón y Timor Leste.
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En el caso de la corriente de Perú, los nuevos niveles acidez afectan a la industria pesquera de Chile, la que provee 90.000 puestos de trabajo.
El océano cubre más del 70 por ciento del planeta y absorbe la mayor parte del exceso de calor causado por las emisiones a la atmósfera, las que atrapan este calor excesivo y esto termina subiendo la temperatura del océano. El océano también absorbe mucho del dióxido de carbono emitido a la atmósfera, lo que ocasiona cambios en la química marina. Y el resultado es que en los últimos 66 millones de años el océano se está haciendo más ácido a un ritmo sin paralelo, afectando la vida marina y la salud y los medios de vida de las comunidades costeras. Desde 1880 la acidez del agua superficial del océano se ha incrementado en más de un 25 por ciento.
“Los nuevos niveles de acidez del océano hacen más difíciles a los organismos desarrollar sus esqueletos y conchas”, dijo Scott Doney, coautor del estudio y profesor Kingston de Environmental Change de la University of Virginia. “Los organismos que corren riesgo por la acidez conforman la fundación de la cadena alimenticia del ecosistema marítimo —incluyendo algún tipo de plancton, algas, mariscos y corales, los que podrían sufrir dificultades en su crecimiento y supervivencia debido a un océano más ácido y más caliente”.
Los arrecifes de coral se encuentran en un punto crítico. El aumento de la temperatura del océano provoca que estén blanqueándose a un paso sin precedente que no les permite recuperarse antes de que más blanqueamiento ocurra. Los intentos para recuperarlos se ven amenazados por la acidez de las aguas, lo que los estudios sugieren impide a los corales reconstruir y reproducirse.
La pérdida de la vida marítima puede tener consecuencias de largo alcance para aquellas comunidades que dependen del turismo y la pesca como medio de vida. En algunas regiones la pesca es también una fuente principal de nutrición. El U.N. Environment Programme prevé que para 2030 para adaptarse a esta nueva realidad, los países en desarrollo necesitarán entre 140 mil millones y 300 mil millones de dólares anuales. Para 2050 esta cifra sube a entre 280 mil millones y 500 mil millones de dólares anuales. Sin embargo Licker indica que los científicos, los políticos y los líderes comunales muy probablemente subestiman los riesgos y costos para algunas regiones porque la mayor acidez del océano y su impacto no se distribuyen uniformemente, por lo que el efecto climático agrava otros problemas causados por la humanidad como la pesca excesiva, la erosión y la polución. Muchas comunidades costeras, especialmente las de pueblos indígenas y de países en desarrollo, tienen recursos financieros limitados para adaptarse y ya están enfrentando otros desafíos, como la pobreza crónica y el hambre.
“A medida que el impacto negativo empeore y se vuelva más costoso, las comunidades en la primera línea e industrias afectadas piden ahora a las productoras de combustibles fósiles que asuman la responsabilidad por su desmedida contribución a este problema”, dijo Peter Frumhoff, coautor y director de ciencia y política en UCS. “Las compañías debieran haber actuado responsablemente, haber informado al público acerca de los riesgos y haber tomado medidas para reducir las emisiones. En vez de hacerlo, ellas optaron por desinformar y retardar. Al ponerle un número a la contribución de las compañías de combustibles fósiles al problema de la acidez, nuestro estudio puede informar las decisiones acerca de sus responsabilidades por los daños que podrían y deberían haberse evitado”.