OAKLAND, Calif. (7 de octubre de 2020)—Las agencias del agua no están preparadas para el cambio climático, lo que aumenta simultáneamente el riesgo de escasez de agua e inundaciones, según un nuevo análisis publicado hoy por la Unión de Científicos Conscientes (UCS, por sus siglas en inglés) y artículo científico publicado en Climatic Change que le suplementa.
Los cambios drásticos (volatilidad) entre años muy secos a años muy lluviosos se volverán más intensos y frecuentes conforme avance el cambio climático. El estado experimentó exactamente este escenario en 2017 y 2018 cuando la sequía de 2012-2016 dejó a miles de personas en el estado sin agua potable y luego siguieron inundaciones fatales y deslizamientos de tierra que abrumaron comunidades como Santa Bárbara y rompieron el vertedero de la presa de Oroville.
El estudio de UCS analizó proyecciones de modelos climáticos que se desarrollaron para la 4ta Evaluación del Clima de California, las cuales se utilizan ampliamente en documentos estatales de planificación. El estudio analizó medidas en las que concuerdan los modelos, y descubrió una imagen preocupante para el futuro del agua en California.
El estudio encontró que los 10 modelos climáticos principales utilizados por el gobierno estatal proyectan que para fines de siglo habrá una pérdida casi total del manto de nieve en las elevaciones bajas de la Sierra, las montañas a lo largo del estado, si las emisiones que atrapan el calor continúan aumentando a la velocidad actual. Los modelos coinciden en que casi todo el estado tendrá inviernos más cortos y lluviosos, y veranos más largos y secos, y que el estado experimentará muchos más años extremadamente lluviosos y extremadamente secos.
Para fines del siglo, los cambios esperados en la duración, intensidad y volatilidad de las estaciones lluviosas, junto con una capa de nieve dramáticamente disminuida, reducirán el agua disponible y requerirán un almacenamiento de agua mayor y más flexible. Tal almacenamiento deberá enfocarse en la restauración y el uso sostenible de los acuíferos subterráneos.
El informe señala que algunas agencias de agua han ignorado estos cambios climáticos pronosticados.
“Por años las agencias de agua se han centrado demasiado en la cuestión de cuánta mas o menos precipitación vamos a recibir a causa del cambio climático”, dijo Geeta Persad, autora principal del estudio y profesora asistente de ciencias climáticas en La Universidad de Texas en Austin, quien preparó el reporte cuando era científica climática a nivel senior de UCS. “Este análisis muestra que la pregunta que los gerentes deberían preguntarse no es ‘cuánta lluvia o nieve caerá’, sino ‘qué tan volátiles serán los flujos de agua de un año al siguiente’ y ‘¿podremos manejar nuestros sistemas de almacenamiento de agua durante años extremos consecutivos?’”
Según el estudio, la frecuencia de años muy lluviosos seguidos por años muy secos se duplicará o triplicará en la mayor parte del estado para fines de siglo, lo que aumentará la volatilidad de un año al otro y podría contribuir a deslizamientos de lodo fatales, características inusuales de incendios forestales y daños a la infraestructura del agua. Esa situación podría empeorar si el aumento pronosticado de hasta un 20 por ciento más en eventos de precipitación más extremos que crean condiciones de inundaciones peligrosas y flujos difíciles de manejar en los embalses se produce según lo predicho. Tales pronósticos son compartidos por al menos 8 de los 10 mejores modelos climáticos del estado.
“En conjunto, los resultados del análisis tienen implicaciones significativas para muchas cosas que van desde el riesgo de incendios forestales hasta la sostenibilidad del agua subterránea y las pólizas de aseguranza contra inundaciones”, dijo Daniel Swain, coautor del informe y científico climático del Instituto de Medio Ambiente y Sostenibilidad de la Universidad de California, Los Ángeles. “Los resultados también sugieren que quienes toman las decisiones y los gestores de agua pueden encontrar una mayor consistencia en las proyecciones climáticas al mirar más allá de las condiciones promedio y enfocarse específicamente en los eventos extremos de sequía e inundaciones que tienen más probabilidades de estresar los sistemas de agua y la infraestructura”.
Las comunidades rurales en todo el estado soportarán la carga de la lenta acción del estado sobre el cambio climático. El informe señaló que las comunidades rurales, como las del Valle de San Joaquín, tienen menos oportunidades para planificar y adaptarse porque les faltan datos y orientación del estado. Tales comunidades tienen menos opciones de suministro de agua, están ubicadas en áreas con mayor probabilidad de inundación y calor extremo, luchan con sistemas de agua mal administrados y, a menudo sufren de mala calidad del agua.
“El cambio climático empeorará las desigualdades para miles de californianos que ya corren un mayor riesgo de inundaciones o que no tienen acceso a agua potable limpia”, dijo José Pablo Ortiz Partida, científico climático de UCS y coautor del estudio. “Las agencias de agua deben hacer más para planificar considerando el cambio climático. Sabemos lo suficiente sobre qué esperar para comenzar a planificar de manera diferente ahora”.
El informe pidió que el estado priorice la planificación climática en todas sus decisiones sobre el agua. El estado puede mejorar la preparación climática del sistema de agua protegiendo los acuíferos y maximizando la capacidad de las agencias de agua para almacenar agua subterránea.
“Las agencias de agua estarán mejor situadas para manejar los grandes volúmenes de lluvia y deshielo que se esperan en tiempos más cortos debido al cambio climático si cambian su dependencia de la menguante capa de nieve al uso bien administrado de sus acuíferos masivos de agua subterránea”, dijo Persad.
Además, las agencias de agua deben comenzar a pensar en cómo operar de manera diferente el sistema de presas, cuencas de agua, tuberías, túneles y canales. El informe recomendó que el estado desarrolle estrategias basadas en proyecciones futuras en lugar de datos históricos para garantizar que los gerentes tomen mejores decisiones sobre cuándo se deja correr o se almacena el agua.
“Sin un cambio fundamental en la forma en que administramos nuestra agua, corremos el riesgo de escasez del suministro, más daños a nuestra infraestructura, inundaciones peligrosas y millones de dólares en inversiones desperdiciadas”, dijo Adrienne Alvord, directora en los estados occidentales de UCS. “Lleva años realizar cambios en la forma en que asignamos el agua y décadas para actualizar nueva infraestructura. El enfoque mal dirigido de las agencias de agua federales, estatales y locales desperdicia tiempo vital para evaluar nuestros sistemas de agua, nuestras leyes de agua y nuestros procesos. Los líderes estatales deben planificar ahora porque el cambio climático está alterando muchos de los factores relacionados con el agua en California”.